Cuando Jesús enseñaba en el templo, dijo: "Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la Vida" (Jn 8, 12).
Tiene grandes preguntas, por lo que me gusta intentar ofrecer respuestas inteligentes y racionales, pero no estoy seguro de si todavía tiene fe. ¿Qué tengo que hacer?
Las Escrituras nos dicen muy claramente que “amemos a nuestro prójimo”, pero ¿qué pasa cuando el prójimo en cuestión es un niño que aparece en la puerta de su casa a todas horas?
El término “discípulo misionero” ha sido uno popular utilizado para resaltar y motivar a los católicos a tanto abrazar como vivir consistentemente nuestra responsabilidad.