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 | Por Obispo Jacques Fabre-Jeune, CS

Mis queridos hermanos y hermanas en Cristo – Marzo 2025

En este sagrado tiempo de Cuaresma, recordamos y revivimos los 40 días que Jesús pasó en el desierto orando y ayunando. Enfrentó pruebas, tentaciones y soledad, pero salió victorioso, glorificando al Padre al llevar a cabo su ministerio en el mundo.

San Tomás de Aquino describió la contemplación de nuestro Señor como el fin último, o telos, de la humanidad. Aunque aún no estamos en la presencia de la Visión Beatífica, donde esperamos contemplar a nuestro amoroso Dios cara a cara, podemos ordenar nuestras vidas para crecer en conocimiento, amor y servicio a nuestro Creador. Sin embargo, es imposible enfocarnos en este propósito si permitimos que las tentaciones mundanas, las distracciones y las preocupaciones nublen nuestros corazones y mentes.

Por eso, cada uno de nosotros debe preguntarse: ¿Qué me está distrayendo de tener una relación más profunda con Dios?

Nuestro viaje al desierto con Cristo puede ayudarnos a eliminar estas barreras y a comprometernos nuevamente con la oración, el ayuno y la limosna: los tres pilares de esta santa temporada.

No hay camino más sencillo hacia la presencia de Jesús que imitar a Cristo. Como les exhortó a sus apóstoles: “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6). Su camino está marcado por el sacrificio, la incomodidad e incluso el dolor. Pero, incluso en medio de estos desafíos, encontramos consuelo al saber que él está a nuestro lado. No desea separarse de nosotros, y literalmente no hay nada que pueda separarnos del amor de Dios. Nada.

Leemos en las palabras de San Pablo: “He peleado hasta el fin el buen combate, concluí mi carrera, conservé la fe. Y ya está preparada para mí la corona de justicia, que el Señor, como justo juez, me dará en ese día, y no solamente a mí, sino a todos los que han esperado con amor su manifestación” (2 Tim 4,7-8). Cada uno de nosotros está llamado, como aprendemos en el Nuevo Testamento, a correr hacia Jesús con la misma urgencia que los apóstoles.

Tenemos una guía para los próximos cinco años. Este año, nuestro objetivo es compartir la Buena Nueva de Cristo por todo el estado con todos aquellos que estén dispuestos a escuchar. La temporada de Cuaresma es nuestro punto de partida aquí en el Estado Palmetto.

Que esta temporada de Cuaresma nos renueve, nos refresque y nos reafirme espiritualmente a compartir la Buena Nueva de Cristo Jesús. Recordemos que no estamos llamados a cargar estas cruces solos. Nos enfocamos en la meta y ayudamos a quienes corren junto a nosotros en el camino de fe –la Via Fidelis– hacia los amorosos brazos de Cristo y su madre.

Con el amor de Cristo,

Excmo. Mons. Jacques Fabre-Jeune, CS

Obispo de Charleston