Mis queridos hermanos y hermanas en Cristo – Noviembre 2025
Mis queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Al reunirnos para celebrar el Día de Acción de Gracias con nuestros amigos y seres queridos, recordamos los muchos dones que el Señor nos ha dado. Un espíritu bondadoso es el sello distintivo de la vida cristiana y la gratitud es el reconocimiento de la bondad de Dios y del prójimo. El techo que nos cobija, la comida que recibimos y la compañía de nuestros hermanos y hermanas son signos de que tenemos un Padre amoroso en el cielo. Y nuestra familia terrenal permanece en comunión gracias a su promesa inmutable.
Mis queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Al reunirnos para celebrar el Día de Acción de Gracias con nuestros amigos y seres queridos, recordamos los muchos dones que el Señor nos ha dado. Un espíritu bondadoso es el sello distintivo de la vida cristiana y la gratitud es el reconocimiento de la bondad de Dios y del prójimo. El techo que nos cobija, la comida que recibimos y la compañía de nuestros hermanos y hermanas son signos de que tenemos un Padre amoroso en el cielo. Y nuestra familia terrenal permanece en comunión gracias a su promesa inmutable.
La segunda lectura para el Día de Acción de Gracias proviene de la primera carta de San Pablo a los Corintios. Habla de tres dones espirituales. Primero menciona la “gracia”: la vida de Dios en nosotros. Cuando nos entregamos a la voluntad del Señor, su presencia nos fortalece para traer paz y unidad a nuestras comunidades y al mundo.
San Pablo también menciona el segundo don, el de la “palabra y de todo conocimiento”. Llegamos a conocer a Dios y a compartirlo con los demás cuando dialogamos. La conversación entre nosotros y Dios se llama oración; cuando da fruto entre nosotros y nuestro prójimo, se conoce como evangelización.
El tercer don es el “testimonio”, un testigo del poder del ministerio de Cristo en nuestras vidas. Nuestras historias aportan un toque personal a la Buena Nueva que leemos en la sagrada Escritura. Incluso hoy, estas repercusiones de nuestras vidas continúan difundiendo la muerte de Cristo por nosotros y nuestra esperanza de nuestra resurrección desde su resurrección.
En esta época festiva, al concluir el Año de la Evangelización de Via Fidelis y dar paso al Año de la Catequesis, les pido que compartan estos dones –gracia, diálogo, conocimiento y testimonio– con cada persona que encuentren, especialmente en sus familias y con quienes quizás no sepan cómo o por qué creen en el Señor Resucitado. Todos podemos enseñar y evangelizar con nuestras vidas.
¡Les deseo a todos ustedes y a sus familias un feliz Día de Acción de Gracias! ¡Que la esperanza, el amor y la comunión de Cristo y su Iglesia los acompañen!
“No dejo de dar gracias a Dios por ustedes, por la gracia que él les ha concedido en Cristo Jesús. En efecto, ustedes han sido colmados en él con toda clase de riquezas, las de la palabra y las del conocimiento, en la medida que el testimonio de Cristo se arraigó en ustedes. Por eso, mientras esperan la Revelación de nuestro Señor Jesucristo, no les falta ningún don de la gracia” (1 Cor 1,4-7).
Con el amor de Cristo,
Excmo. Mons. Jacques Fabre-Jeune, CS
Obispo de Charleston