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 | Por Excmo. Mons. Jacques Fabre-Jeune

Mis queridos hermanos y hermanas en Cristo – Deciembre 2023

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Mis queridos hermanos y hermanas en Cristo,

A medida que avanzamos en el tiempo de Adviento, nos acercamos al pacífico y glorioso nacimiento de Jesús en el establo. Acompañamos a María y José en su viaje a Belén en medio del censo romano. Nuestro mundo, como el suyo, está constantemente en estado de ruido y movimiento. Pero aquella noche, cuando nació Cristo, un silencio irrumpió y se hizo presente entre los hombres. La Palabra de Dios, la voz apacible y pequeña, se hizo carne.

Leemos en el Evangelio de Mateo: “Estén prevenidos, porque no saben el día ni la hora. El reino de los Cielos es también como un hombre que, al salir de viaje, llamó a sus servidores y les confió sus bienes” (25, 13-14). ¿Quién podría haber custodiado el mayor tesoro de la humanidad mejor que María y José? No sabían cuándo llegaría Cristo en su viaje, pero permanecieron firmes y arrojaron sus preocupaciones ante el Todopoderoso.

Desde aquella noche, en aquella pequeña ciudad llamada Belén, el mundo no ha vuelto a ser el mismo. En Navidad, se nos dio un Salvador, y estamos llamados a entronizarlo en nuestros corazones y mentes. Imitemos la perseverancia y obediencia infantil de María y José a nuestro Padre celestial, siguiendo su ejemplo mientras esperamos la llegada de Cristo. Debemos seguir dedicados a nuestros viajes con la esperanza de que un día nos encontraremos cara a cara con nuestro Señor, verdaderamente humano y verdaderamente divino.

Cristo es el mayor regalo que jamás podríamos haber pedido, esperado o soñado, y debemos compartir este regalo con nuestro mundo. Es por eso que les deseo a ustedes y sus seres queridos un bendecido Adviento y una muy Feliz Navidad.

Alégrense, ¡ha nacido nuestro salvador!

En el amor de Cristo,

Excmo. Mons. Jacques Fabre-Jeune, CS

Obispo de Charleston