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 | Por Excmo. Mons. Jacques Fabre-Jeune, CS

Mis queridos hermanos y hermanas en Cristo – agosto 2023

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Mis queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Hay un viejo dicho romano que dice que “la repetición es la madre del aprendizaje”. A lo largo de la historia, Dios nos ha recordado constantemente su amor por nosotros. Nos da esa seguridad diciéndonos una y otra vez: primero a su pueblo elegido, luego al enviar a su Hijo para redimirnos. Como sus hijos, aprendemos de su amor y crecemos en virtud eligiendo diariamente el bien sobre el mal.

Cuando pensamos en la repetición en nuestra propia fe, podemos pensar en las oraciones que rezamos y de las que nos hemos hecho eco durante siglos, como el Santo Rosario. Este tipo de oración nos lleva a meditar sobre las verdades que Cristo nos reveló en su ministerio terrenal. También nos ayuda a discernir cómo vivir mejor nuestras vocaciones de la vida. Todos estamos llamados a aprender, y todos podemos aprender juntos en este mensaje. Pero me gustaría centrarme en los que están involucrados en la educación, especialmente los docentes, padres, religiosos y estudiantes.

Estudiantes: cuando están estudiando o preparándose para un examen, saben que utilizar tarjetas puede ser útil para recordar información. Igual que aprenden matemáticas, inglés o ciencias, los animo a que recuerden su fe y la conozcan de cerca viviéndola todos los días. Cuando estén con sus amigos, no tengan miedo de mencionar su fe en la conversación. Si plantan una semilla del amor de Dios, puede crecer en los corazones de los demás y en su propio corazón.

Padres, religiosos y docentes: una de las cosas más importantes que necesitan los niños para florecer en su vida espiritual es que sean un testimonio coherente de vida cristiana. Les pido que conduzcan a los pequeños hacia Jesús con su ejemplo, y con un espíritu de paciencia, comprensión y atención. Invítalos siempre a una participación más plena en la Misa y en la vida de la Iglesia. Como leemos en los Hechos de los Apóstoles: “Cuídense ustedes y cuiden a todo el rebaño que el Espíritu Santo les encomendó como a pastores de la Iglesia de Dios, que Él adquirió pagando con su sangre” (20, 28). Sé un ejemplo para ellos con su forma de vivir.

Doy la bienvenida a todos los estudiantes que regresan a la escuela, y rezo para que, a través de la educación que reciban, sean capacitados para conocer, amar y servir al Señor al máximo de sus capacidades.

En el amor de Cristo,

Excmo. Mons. Jacques Fabre-Jeune, CS

Obispo de Charleston