Mis queridos hermanos y hermanas en Cristo
Mis queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Este mes celebramos la fiesta de San Valentín, a menudo alabado como patrón del amor cortés. Sin embargo, la Iglesia dedica el mes de febrero a la Sagrada Familia, el mayor ejemplo de amor en el marco de una familia unificada.
Mis queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Este mes celebramos la fiesta de San Valentín, a menudo alabado como patrón del amor cortés. Sin embargo, la Iglesia dedica el mes de febrero a la Sagrada Familia, el mayor ejemplo de amor en el marco de una familia unificada.
Este mes tenemos una oportunidad especial para examinar el significado del amor, ya que el amor es un tema que la Iglesia enfatiza repetidamente, y sus implicaciones en nuestras propias vidas. También podemos aprender a mejorar nuestra voluntad de responder a la llamada que cada uno ha recibido, de amar a Dios y al prójimo.
Podemos inspirarnos en la vida de Cristo para descubrir cómo amar, ya que estamos destinados a imitarlo. Desde el lavado de los pies de los discípulos hasta la muerte heroica de Cristo en la cruz, sabemos que el amor verdadero implica sacrificio. Ya sea casado o soltero, laico u ordenado, es necesario ofrecer todo lo que somos como sacrificio de amor, y por esta razón hemos nacido.
Esta edición presenta piezas enfocadas en la caridad y el amor: la celebración de la vocación del matrimonio, la elección de las jóvenes de comprometer su vida con Cristo, fuente de todo amor, en las órdenes religiosas, y también cómo nos desprendemos adecuadamente de nuestros seres queridos.
Porque a pesar de que el amor suele ir acompañado de sentimientos cálidos, trasciende nuestras emociones o reacciones físicas. Es una elección diaria que podemos aceptar o rechazar.
Mediante la cooperación en la gracia de Dios, y cumpliendo la vocación que el Señor nos ha dado a cada uno de nosotros, expresamos nuestro amor a Dios.
No debe ofrecerse amor sólo a aquellos de cuya compañía disfrutamos. Cristo nos enseñó que incluso los que nos ofenden, nos persiguen y nos odian merecen nuestro amor. El perdón es esencial para nuestro bienestar espiritual, y es una prueba del amor que Dios tiene por cada uno de nosotros como el misericordiosísimo juez.
Que este mes y cada febrero nos aliente en nuestra búsqueda del amor mediante la contemplación de Cristo, de su familia terrenal y de aquellos familiares y santos que nos han precedido. Dediquemos todo nuestro mes, y nuestra vida, a Dios y tratemos a todos nuestros prójimos de una manera acorde a los ministros de amor designados por Cristo y como testigos de la misión de caridad de la Iglesia. Al hacerlo, enviamos un mensaje a un mundo quebrantado, tan permeado por la división, de que el amor de Cristo ha conquistado y conquistará todo.
En la paz del Señor,
Excmo. Mons. Robert E. Guglielmone, DD
Obispo de Charleston
Parejas católicas de todo el estado están invitados a asistir a la celebración anual del aniversario del matrimonio el 20 de febrero en la iglesia St. Paul the Apostle, en Séneca. La Misa será celebrada por el obispo Robert E. Guglielmone. Para registrarse, comuníquese con la Oficina de Vida Familiar en familylife@charlestondiocese.org o al 803-547-5063.