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 | Por Excmo. Mons. Jacques Fabre-Jeune

Mis queridos hermanos y hermanas en Cristo – Enero 2024

Mis queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Al comenzar el 2024, me gustaría aprovechar esta oportunidad para ofrecer una reflexión sobre la importancia de la planificación y su significado espiritual mientras disfrutamos de un nuevo comienzo en el año calendario. ¿Qué podemos cambiar en nuestra manera de hacer planes y luego cumplirlos?

Fuimos creados a imagen y semejanza de Dios. Cuando el Creador sentó las bases del universo, le dio orden, dirección y un propósito. Y, en concreto, estableció un plan para que lo conociéramos, lo amáramos y lo sirviéramos. Siempre dejó claro el plan para nosotros en la misión salvífica, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Como católicos, heredamos la alianza que Dios hizo con Abraham y sus descendientes: “... así serán mi pueblo y yo ser su Dios” (Jr 11, 4).

Cristo nos enseñó que no sólo somos pueblo de Dios, sino también sus hijos, hijos adoptivos del Dios vivo. Cuando invitamos a nuestro Padre Celestial a entrar en nuestras vidas, todo se hace posible. Sin él, nuestros planes no pueden hacerse realidad. Es tentador buscar el control y la perfección para alcanzar las metas en la vida, pero recuerden: en última instancia, debemos confiar en Él, dejar que controle y perfeccione nuestras metas y aprender a no confiar en nuestras fuerzas o motivaciones.

Los insto a que, en cualquier plan que esperen realizar este año, se sometan primero a la voluntad de Dios en su vida y se alineen con su plan. Para saberlo, debemos permanecer en estado de gracia y fomentar el diálogo con el Señor en la oración. Él se anticipa amorosamente a nuestras necesidades y sabe qué es lo mejor para nosotros, así que confiemos plenamente en Él y ¡escuchémoslo con atención!

Que el Señor, que desde el principio de los tiempos tenía un plan para ustedes y su vocación, los guíe por caminos rectos para glorificarlo con su vida. Que el corazón inmaculado de María nos conduzca a la paz de su hijo, nuestro salvador y Señor.

¡Feliz Año Nuevo!

En el amor de Cristo,

Excmo. Mons. Jacques Fabre-Jeune, CS

Obispo de Charleston