| Por Hna. Guadalupe Flores

Los tres tipos de celebración: solemnidades, memorias y fiestas

Los católicos utilizamos a menudo la palabra “fiesta”, para referirnos a una celebración dentro de la Iglesia. Estas celebraciones generalmente están dedicadas a recordar a los santos, a nuestra Madre María y, sobre todo, a Cristo. Pero la mejor manera de referirse a estas celebraciones es conocer cómo las llama la Iglesia  y estructurarlas en tres momentos diferentes : solemnidad, memoria y fiesta. Por lo tanto, trataré de explicar con brevedad estos tres momentos anteriormente mencionados:

Solemnidades

El primer grado de celebración es la solemnidad. Es una de las celebraciones más importantes de nuestra Iglesia porque conmemoramos y recordamos acontecimientos que nos ayudan a afirmar y crecer en nuestra fe. Algunas celebraciones de gran importancia son la Pascua, Pentecostés, la Inmaculada Concepción, o títulos importantes de Jesús, como Cristo Rey o el Sagrado Corazón. También recordamos a santos importantes que contribuyeron a la historia de la salvación, como las solemnidades de san Pedro y san Pablo o el nacimiento de san Juan Bautista.

Estas celebraciones se caracterizan porque la jornada litúrgica se prolonga más de 24 horas, comenzando con las Vísperas del día anterior y terminando el día correspondiente con las Completas. Por tanto, las solemnidades tienen dos Vísperas y dos Completas. 

Al igual que en nuestras celebraciones eucarísticas dominicales, las solemnidades contienen tres lecturas: las oraciones de los fieles, el Credo y el Gloria, aunque estas solemnidades caigan en Adviento o Cuaresma.

Las solemnidades se caracterizan por oraciones únicas, antífona de entrada, oraciones iniciales, oración sobre las ofrendas, antífonas de comunión y su propia oración de comunión. La mayoría de estas celebraciones tienen su propio prefacio especial.

Algunas de estas solemnidades son días de precepto y otras no. Generalmente depende del contexto pastoral de cada país y de los criterios de la conferencia episcopal de ese país. 

Las solemnidades que caen en domingo se celebran como es debido durante el Tiempo Ordinario y la Navidad, pero se trasladan al lunes si caen en domingo en los tiempos de Adviento o Cuaresma, o durante la Semana Santa o el Tiempo Pascual.

Memorias

El segundo grado de celebración es la memoria. Las conmemoraciones celebran la memoria de un santo reconocido por la Iglesia universal, como santa Teresa de Ávila o san Francisco de Sales, pero también podríamos celebrar la vida de Jesús o de María. Las conmemoraciones pueden ser obligatorias, en las que se celebra una misa en honor del santo correspondiente del día con sus respectivas oraciones, o facultativas, en las que no hay obligación de conmemorar una misa especial (dependerá del celebrante).

En algunas ocasiones puede haber dos santos para el día y el celebrante elegirá el santo que desea conmemorar con su respectiva oración, pero no puede mezclar las oraciones de los santos. 

Todas las conmemoraciones tienen su propia oración inicial, y las lecturas de ese día pueden ser propias o no. Generalmente se aconseja mantener las lecturas del día para no interrumpir la continuidad de cada ciclo litúrgico.

El Papa Francisco nos recuerda que el sentido de una memoria no es sólo el recuerdo de hechos pasados, “sino que en la celebración litúrgica estos hechos se hacen presentes y actuales en cierto modo; es hacer presente lo que sucedió hace veinte siglos”.

Fiestas

El tercer grado de celebración es la fiesta. Aquí se celebran momentos importantes, como uno de los misterios en la vida de Jesús (como la presentación, el 2 de febrero, o la transfiguración, el 6 de agosto) o María (su Natividad, el 8 de septiembre), o de algunos santos importantes como los Apóstoles, algunos doctores de la Iglesia y otros. El Papa Francisco ha dicho que “la fiesta es un don precioso que Dios ha dado a la familia humana”.

Las fiestas suelen tener sus propias oraciones y sólo hay una lectura, el Salmo y el Evangelio, además de cantar o recitar el Gloria.

Las fiestas importantes tienen un día específico para su celebración y no se suspenden para otro día. Algunas de estas fiestas son la dedicación de la Basílica de Letrán (9 de noviembre), la Sagrada Familia (30 de diciembre) y muchas otras.

Excepiones

Fuera de estos tres grados de celebración, hay algunas excepciones que también deben mencionarse.

La fiesta de Todos los Santos, que se celebra el 2 de noviembre, es una celebración importante y tiene preferencia sobre la Misa dominical, aunque no se considera una solemnidad. 

Hay algunas celebraciones que son importantes para determinados sectores o países porque algunos santos son más venerados en determinados estados o países. Por ejemplo, san Benito es uno de los santos patronos de Europa, y se celebra con solemnidad en determinadas zonas de Italia, donde nació, ejerció su ministerio y murió.

Hay algunas solemnidades que pueden considerarse preceptos según la conferencia episcopal de cada país; esto depende de cuestiones pastorales. Por ejemplo; en algunos países la celebración del Corpus Christi se celebra el jueves como día de precepto para mantener la tradición. En otros lugares se mantiene el día, pero no es un precepto y en una gran mayoría esta celebración se traslada al domingo siguiente para contar con la participación de una gran mayoría de feligreses.

Estas tres formas de celebrar los acontecimientos en nuestra Iglesia Católica -solemnidades, memorias y fiestas- nos ayudan a vivir y celebrar la fe de una manera más consciente, profunda y participativa a lo largo de cada año litúrgico.


La hermana Guadalupe Flores, OLVM, es la coordinadora de Formación de Fe de Adultos para la oficina del Ministerio Hispano. Envíele un correo electrónico a gflores@charlestondiocese.org.