La Virgen de Guadalupe
Reconciliadora de dos culturas
Reconciliadora de dos culturas
En 1531, la Santísima Virgen María, bajo el título de Nuestra Señora de Guadalupe, se le apareció a un pobre y humilde indígena llamado Juan Diego en el Cerro del Tepeyac, al noroeste de lo que es actualmente la Ciudad de México.
En 1531, la Santísima Virgen María, bajo el título de Nuestra Señora de Guadalupe, se le apareció a un pobre y humilde indígena llamado Juan Diego en el Cerro del Tepeyac, al noroeste de lo que es actualmente la Ciudad de México.
La Virgen de Guadalupe constituye una gran parte de la tradición mexicana. ¿Y cuántas personas la admiran de una manera muy especial y con mucha devoción? Ella es importante porque le recuerda a la gente su aprecio por sus propias culturas, junto con las otras culturas que están por todo el mundo.
Quiero compartir con ustedes los puntos más destacados de la charla que dio el Dr. Timothy Matovina sobre la Espiritualidad de la Virgen de Guadalupe el 15 de septiembre en San Antonio, Texas, en la Escuela Oblata de Teología. Es historiador y teólogo conocedor del ministerio hispano y sus devociones. La charla de Matovina afirmó mi comprensión sobre mi fe y devoción a la Virgen de Guadalupe. La estoy conociendo más a través de la devoción de otras personas devotas a ella.
El punto central que Matovina quiso hacer en su presentación fue “¿Por qué Guadalupe?”. Explicó cómo la devoción a la Virgen María se fue desarrollando gradualmente a través de los diferentes milagros ocurridos y que continúan hasta hoy en día. Las espiritualidades que él explicó fueron las siguientes:
1. Evangelización y Cultura -
La Virgen de Guadalupe se manifestó en un período de muchos conflictos, durante la época de la colonización y la conquista. Ella se convirtió en la fuente de reconciliación entre indígenas y españoles. No se le apareció a un español ni a un obispo, sino a un pobre indígena llamado Juan Diego. A través de él, dio su mensaje al obispo español Juan de Zumárraga. Cuando Juan Diego compareció ante el obispo, tuvo que estar de rodillas. Sin embargo, cuando Juan Diego trajo la señal de la promesa de la Virgen, el obispo fue quien se arrodilló ante su imagen. Posteriormente, los dos hombres trabajaron de la mano para construir la nueva Iglesia de las Américas en el Cerro Tepeyac. Así fue como la presencia de la Virgen trajo unidad y reconciliación, y la evangelización llegó al corazón de los indígenas y se extiende ahora al pueblo de Dios.
2. Fe y Justicia -
En la época de la conquista española, la virgen llegó para dar esperanza a un pueblo que sufría, aunque al principio de sus apariciones mucha gente no creía en ella y nadie creía en Juan Diego. Cuando llevó la evidencia de las rosas al obispo, finalmente estaba de pie, como un ser humano con dignidad. Si pudiéramos leer la historia de la Virgen de Guadalupe en el Nican Mopohua, escrita casi en su totalidad en el náhuatl nativo de Juan Diego, descubriremos que es la historia de la rehumanización de este santo. La Virgen, a través de Juan Diego, liberó a las personas dándoles justicia y reconociendo su dignidad. Ella ayudó a todos los humildes que habían sido oprimidos y conquistados a recuperar su humanidad.
3. Dignidad y Esperanza -
La Virgen de Guadalupe es puro amor ante todo. Ella fue la esperanza de la gente sencilla y humilde en una época terrible de la colonización porque los acompañó, y ahora acompaña a las personas en todo momento para darles esperanza en las dificultades. Muchos nos identificamos con Juan Diego porque nunca perdió la esperanza. Tuvo la valentía de presentarse como mensajero de la Virgen, ante el obispo Zumárraga a pesar de haber sido rechazado en varias ocasiones.
Matovina presentó una propuesta para ser mensajeros del gran amor y esperanza que la Virgen tiene por cada uno de nosotros, especialmente en los momentos difíciles que nos toca vivir a diario. Por eso, estamos llamados a predicarla y amarla como Madre de Jesús y Madre Nuestra.
El Papa Francisco dijo, “Así como estuvo presente el pequeño Juanito, así sigue estando presente para todos nosotros; especialmente a los que como él se sienten inútiles”. Hoy la Guadalupana sigue diciéndonos en todo momento, “No se entristezca tu corazón… ¿Acaso no estoy yo aquí, que soy tu Madre?”
La hermana Guadalupe Flores, OLVM, es la coordinadora de Formación de Fe de Adultos para la oficina del Ministerio Hispano. Envíele un correo electrónico a gflores@charlestondiocese.org.