
La virtud de la paciencia
“Alégrense en la esperanza, sean pacientes en la tribulación y perseverantes en la oración” (Rom 12,12).
“Alégrense en la esperanza, sean pacientes en la tribulación y perseverantes en la oración” (Rom 12,12).
Los avances tecnológicos y científicos actuales nos llevan a una vida acelerada. Todo lo queremos resolver o dar una solución en un momento pronto. Esto afecta a la forma de relacionarnos de una manera cercana y profunda, al mismo tiempo, hace que nos alejemos de un valor imprescindible: la paciencia. Trataremos de definir esta virtud y sugeriremos algunas formas de practicarla y protegerla.
La palabra “paciencia” proviene del latín patientia que significa “sufrimiento”. Por tanto, la paciencia es la capacidad de soportar en silencio situaciones desagradables. Jesucristo nos enseñó a vivir y soportar con paciencia, utilizando su vida como ejemplo de esta virtud; él es nuestro modelo para vivir esta virtud en plenitud.
El Papa Francisco afirmó que la virtud de la paciencia “es una vitamina esencial para combatir el instinto humano que nos lleva a impacientarnos y a responder al mal con el mal”. Para crecer en la virtud de la paciencia, debemos de practicarla en nuestras vidas.
LA ORACIÓN es fundamental para cultivar la paciencia, ya que perseverar en ella nos ayudará a sentirnos más seguros en nuestras relaciones con los demás y nos permitirá tomar buenas decisiones. Por ejemplo, recientemente hemos experimentado la paciencia a través de la oración cuando se eligió al nuevo Papa León XIV. Todos nos unimos en oración para que el Espíritu Santo iluminara a los cardenales y les permitiera tomar una buena decisión, todo ello con paciencia y oración. Esperamos el momento en que el humo blanco saliese de la chimenea de la Capilla Sixtina del Vaticano.
Por lo que, la oración es una de las virtudes que nos ayuda a tranquilizar nuestro espíritu y a crecer en la virtud de la paciencia. “La oración es el respiro de la fe, es su expresión más propia. Como un grito silencioso que sale del corazón de quien cree y se confía en Dios”, dijo el Papa Francisco.
LA PALABRA DE DIOS nos enseña que en cada momento de nuestro caminar, debemos ser pacientes y meditar en diferentes pasajes de las Sagradas Escrituras, que explican cómo Dios nos muestra su paciencia:
- La paciencia hace que podamos descubrir otras virtudes en nosotros: “El que tarda en enojarse muestra gran inteligencia, el iracundo pone de manifiesto su necedad” (Prv 14,29).
- Dios mismo nos dice que debemos ser pacientes para ser constantes y perseverantes en todo lo que hacemos: “Con mucha humildad, mansedumbre y paciencia, sopórtense mutuamente por amor” (Ef 4,2).
- Para ser empáticos con los demás, debemos saber escuchar, saber comprender y amar: “El amor es paciente, es servicial, no es envidioso ni busca aparentar, no es orgulloso ni actúa con bajeza” (1 Cor 13,4).
- La Carta de Santiago nos dice, “Tengan paciencia y anímense, porque la Venida del Señor está próxima” (5,8). Por lo que la palabra de Dios nos invita a tener paciencia en toda circunstancia, así poder sobrellevar las adversidades que nos presenta la vida.
LA PASIÓN DE CRISTO es uno de los pasajes más relevantes que nos enseña a meditar sobre la virtud de la paciencia y el amor profundo de Jesús. Él entregó su vida por nosotros. Reflexionar sobre la pasión, el sufrimiento, la crucifixión y la muerte de Jesús, es una bendición y puede ser la llave de abrir los corazones más endurecidos.
“En la Pasión surge la paciencia de Cristo, que con apacibilidad y mansedumbre acepta ser abofeteado y condenado injustamente … la paciencia de Jesús no consta en su resistencia estoica al sufrimiento, sino que es fruto de un amor más grande”, dijo el Papa Francisco.
LAS PRUEBAS NOS AYUDAN a desarrollar la paciencia, a mantenerse en calma y ser perseverantes ante cualquier dificultad. Es en estos momentos cuando debemos siempre buscar hacer la voluntad de Dios y prepararnos para afrontar las mayores dificultades con paciencia y esperanza. No debemos dejarnos llevar por la impaciencia.
LA VIRGEN MARÍA, desde el momento de su concepción, nos dio el ejemplo de paciencia y serenidad en el cumplimiento del plan de Dios. En la Carta a los Hebreos, San Pablo dice: “Ustedes necesitan constancia para cumplir la voluntad de Dios y entrar en posesión de la promesa” (10,36). Justamente, María acompañó a su hijo con paciencia en su misión, sobre todo en los momentos más difíciles. Por lo que, debemos ser fuertes como ella en las dificultades. “María es la madre que con paciencia y ternura nos lleva a Dios, para que desate los nudos de nuestra alma”, dijo el Papa Francisco.
“Si Cristo es paciente, el cristiano está llamado a ser paciente, lo que requiere contrarrestar la cultura acelerada de hoy y una mentalidad generalizada de querer todo ahora” (Papa Francisco). La paciencia es una virtud que necesita ser practicada en cada momento y circunstancia de nuestro caminar cristiano, especialmente en los momentos difíciles en vida, para poder responder y actuar con serenidad y prudencia.