| Por Hna. Guadalupe Flores

¡Celebremos el Año Jubilar 2025!

Dentro de nuestra Iglesia Católica, desde hace mucho tiempo se celebra un evento único cada 25 años. Esta celebración se llama Año Santo o Jubileo y nos invita a profundizar nuestra relación con Dios a través de diferentes prácticas recomendadas por la Iglesia. En esta reflexión, explicaremos qué es un jubileo, su origen y los signos de este año jubilar.

¿Qué es un jubileo?

Un Jubileo es un año santo, un momento especial de gracia concedido por el Papa para toda nuestra Iglesia Católica que tiene lugar cada 25 años. En el Antiguo Testamento, un Jubileo se celebraba cada 50 años recordando la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto. El libro del Levítico nos dice: “Así santificarán el [año cincuenta], y proclamarán una liberación para todos los habitantes del país. Este será para ustedes un jubileo: cada uno recobrará su propiedad y regresará a su familia” (25,10). La palabra “jubileo” se origina del hebreo yobel, que significa cuerno de carnero, que se tocaba para dar inicio a este año de gracia (Lv 25,9). En este tiempo especial, los fieles buscan crecer en su relación espiritual con Dios a través de diferentes actos de misericordia.

Existen dos tipos de Jubileo dentro de nuestra Iglesia Católica:

  • El Jubileo Ordinario que se celebra cada 25 años.
  • El Jubileo Extraordinario que se convoca en ocasiones especiales cuando el Papa ve la necesidad o la Iglesia necesita un tiempo especial de gracia. Por ejemplo, el Papa Francisco convocó a un Jubileo Extraordinario en 2015-2016 llamado el “Año de la Misericordia”.

El 24 de diciembre de 2024, el Papa Francisco declaró este año 2025, Año Jubilar, con el lema “Peregrinos de Esperanza”. El año concluirá con el cierre de la Puerta Santa de la Basílica Papal de San Pedro, el 6 de enero de 2026.

En su bula papal, Francisco nos dice, “Spes non confundit, la esperanza no defrauda” (Rm 5,5). Bajo el signo de la esperanza, el apóstol Pablo infundió aliento a la comunidad cristiana de Roma. La esperanza también constituye el mensaje central del próximo Jubileo, que según una antigua tradición el Papa convoca cada veinticinco años.

Pienso en todos los peregrinos de esperanza que llegarán a Roma para vivir el Año Santo y aquellos que, no pudiendo venir a la ciudad de los apóstoles Pedro y Pablo, lo celebrarán en sus iglesias particulares. Que sea para todos un momento de encuentro vivo y personal con el Señor Jesús, “puerta de salvación” (Jn 10,7;9), con él a quien la Iglesia tiene la misión de anunciar siempre y en todas partes a todos como “nuestra esperanza” (1 Tm 1,1).

Los signos visibles del Jubileo son los siguientes:

Peregrinación

Es una oportunidad para todos los católicos creyentes de renovarnos en nuestra fe y crecer en nuestra relación con Dios a través de la oración. El Papa Francisco dijo que “Las peregrinaciones son caminos de curación”.

Puerta Santa

Es una entrada especial dentro de la Iglesia Católica. Esta puerta se abre solamente en momentos específicos, como en un año Santo o Jubilar. La apertura de esta puerta lo realiza el Papa e inaugura de esta manera oficialmente al año Jubilar o Santo. El Papa es el primero en cruzar esta puerta como el primer peregrino. El Papa Francisco dijo: “Este es el momento de un nuevo Jubileo, un tiempo de gracia que nos llama a la reconciliación, a la conversión y a un renovado encuentro con Dios. La Puerta Santa no es solo un umbral físico, sino un símbolo de la invitación divina a cruzar hacia un nuevo comienzo, un camino de
esperanza que se abre ante todos”. 

La reconciliación

El tiempo jubilar es el momento más adecuado para nuestra conversión personal. El Papa Francisco, refiriéndose a la reconciliación, dijo que es un don de Dios, un camino hacia la sanación del alma y un medio para acercarse a la unidad. También ha afirmado que el perdón es un derecho humano y una medicina para el alma.

La oración

Es un tiempo muy importante porque es una preparación para vivir plenamente el Año Jubilar y es una invitación a abrirnos a la presencia de Dios y a su gran amor porque crea una relación íntima con él. El Papa Francisco dijo: “La oración es un respiro de la fe, es su expresión más propia. Como un grito silencioso que sale del corazón de quien cree y confía en Dios. Con el Jubileo a la puerta, estamos invitados a hacernos más humildes y a dejar espacio a la oración que surge del Espíritu Santo”.

La profesión de fe

Es el medio por el cual nosotros reconocemos y aceptamos libremente la existencia de Dios en nuestras vidas y damos testimonio. El Catecismo de la Iglesia Católica nos dice “que a la ‘síntesis de la fe’ se les llama ‘profesiones de fe’ porque resumen la fe que profesan los cristianos. Se les llama ‘Credo’ por el hecho de que en ellas la primera palabra es normalmente: ‘Creo’. Se les denomina igualmente ‘símbolos de la fe’” (187).

Las indulgencias

Nos ayudan a liberarnos de nuestros pecados y de esta manera liberar nuestro corazón. Las condiciones para obtener las indulgencias en un Año Jubilar son atravesar una Puerta Santa, confesarse, rezar el credo, recibir la comunión, orar por el Papa, que es la cabeza de la Iglesia. El Catecismo nos dice que “la doctrina y la práctica de las indulgencias en la Iglesia están estrechamente ligadas a los efectos del Sacramento de la Penitencia” (1471).

Sitios locales

Los lugares designados por el Obispo Jacques Fabre-Jeune, CS, para la peregrinación en nuestra diócesis son:

  • Cathedral of St. John the Baptist, 120 Broad Street, en Charleston
  • Basilica of St. Peter, 1529 Assembly Street, en Columbia
  • Old St. Mary, Help of Christians Church, 203 Park Avenue SE, en Aiken
  • St. Mary Church, 111 Hampton Avenue, en Greenville

Al entrar o atravesar una Puerta Santa, recibiremos las indulgencias ofrecidas en este Año Jubilar. Pero para hacerlo, es importante acudir a la reconciliación, practicar la oración, rezar el Credo, recibir la Comunión, orar por el Papa Francisco y hacer obras de caridad. Todos estamos invitados a realizar nuestra peregrinación a estos lugares designados por nuestro obispo.

Todos estamos llamados a vivir este Jubileo de la Esperanza para 2025 practicando nuestro encuentro personal con Dios a través de la oración, la reconciliación, la práctica de las obras de misericordia, la contemplación de la naturaleza y, sobre todo, la apreciación de las maravillas de la creación de Dios.

Vivamos intensamente este Año Jubilar como buenos peregrinos de la esperanza para ayudarnos a crecer en nuestra fe.