| Por Hna. Guadalupe Flores

Reconocer los signos y respetar la dignidad humana

La Iglesia nos enseña que la dignidad humana es el corazón y centro de toda la doctrina social de la Iglesia católica. La palabra de Dios nos enseña que Él creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza (Gn 1, 26). Las injusticias sociales que ocurren en nuestra sociedad se deben a la violación de los derechos humanos por parte de aquellas personas que ejercen el control sobre las personas más débiles y vulnerables. En nuestro mundo, observamos diferentes agresiones a la dignidad de la persona, por ejemplo, el aborto, eutanasia, pobreza y actos de violencia.

Según un estudio realizado por el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los EE. UU. en el año 2021, más del 30% de las mujeres y el 10% de hombres “han sufrido o experimentado algún tipo de violencia doméstica, y el problema de salud mental ha aumentado con la pandemia más de un 15%.”

Hablar de la violencia doméstica, es un tema delicado, pero como nos muestran los porcentajes, es real y le ocurre o podría ocurrirle a nuestros seres queridos y a nuestras comunidades parroquiales. En este artículo, presentaré los puntos de vista y las enseñanzas de la Iglesia católica sobre la violencia doméstica y las acciones que nuestras comunidades parroquiales pueden tomar para fomentar una cultura de dignidad humana.

El estudio del Departamento de Salud muestra que muchas familias experimentan violencia doméstica en el país, incluida nuestra diócesis. La Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB) se ha pronunciado sobre la violencia doméstica. La declaración decía: “La violencia contra la mujer, dentro o fuera del hogar, nunca está justificada. La violencia en cualquier forma -física, sexual, psicológica o verbal- es pecado; a menudo, también es un crimen” (Cuando Pido Ayuda: Una Respuesta Pastoral a la Violencia Doméstica Contra la Mujer, 2002). Muchas veces las víctimas de violencia doméstica piensan que la Iglesia católica les obliga a permanecer en un matrimonio abusivo. Los obispos dicen que “no se espera que ninguna persona permanezca en un matrimonio abusivo” (USCCB). Cuando hay un abuso, el abusador rompe la alianza matrimonial con sus acciones. 

El Código Derecho Canónico aborda esta situación y nos dice: “Si uno de los cónyuges pone en grave peligro espiritual o corporal al otro o a la prole, o de otro modo hace demasiado dura la vida en común, proporciona al otro un motivo legítimo para separarse” (1153).

Al mismo tiempo, la Iglesia reconoce que algunas personas abusivas pueden mencionar o citar las sagradas escrituras para justificar sus acciones. Por ejemplo, citando Efesios 5, 22: “Las mujeres deben estar subordinadas a sus maridos como al Señor”. Los obispos condenan el mal uso o la mala interpretación de las sagradas escrituras para justificar cualquier abuso, ya sea del hombre o de la mujer porque ambos están hechos a imagen y semejanza de Dios. Por tanto, los dos deben tratarse con respeto mutuo.

De igual manera, el Papa Francisco, en su exhortación apostólica Amoris Laetitia (Alegría del Amor), reconoce que la violencia doméstica es real y existe en nuestras familias y nuestras parroquias, por lo tanto, él nos invita “a cuidar con amor la vida familiar” (n. 7).

Debemos educar a los padres en todos los programas parroquiales sobre el respeto a la vida en familia. Los padres deben corregir a sus hijos por cualquier acto violento en su conducta. Debemos conocer y buscar los signos de violencia doméstica en quienes nos rodean, extendiendo la mano para ayudar en todo lo que podamos. Entonces tendremos familias estables, fieles a Dios, que cultiven la verdadera Iglesia Doméstica. 


Si usted o un ser querido está experimentando violencia doméstica

llame a la línea directa nacional de violencia doméstica al 800-799-SAFE (7233) o visite thehotline.org. Hay centros de asistencia disponibles en todo el estado. Por favor sepa que usted es amado y apreciado por Dios. ¡Usted no está solo!


La hermana Guadalupe Flores, OLVM, es la coordinadora de Formación de Fe de Adultos para la oficina del Ministerio Hispano. Su columna regular se llama “Caminando Juntos en la Fe”. Envíele un correo electrónico a gflores@charlestondiocese.org.