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 | Por Adam Cross

Manteniendo a Dios presente en tu salud mental

¿Qué te viene a la mente cuando escuchas las palabras “salud mental”? Puedes pensar en el cuidado personal, en una persona "loca", o, tal vez, estar acostado en un sofá interpretando tu más reciente sueño chiflado. Si bien el mundo tiene muchas ideas diferentes sobre la salud mental, la fe católica presenta una hermosa comprensión de ella y de nosotros mismos. En pocas palabras, la salud mental tiene que ver con las relaciones.

 

 

Imagen en el espejo

San Agustín de Hipona una vez explicó a Dios como una Trinidad de personas, de esta manera: El Padre tiene un conocimiento perfecto de sí mismo, y ese conocimiento de sí mismo es tan perfecto que es, de hecho, la segunda persona de la Trinidad, el Hijo. Luego ama al Hijo como perfecto conocimiento de sí mismo, tan perfectamente que este amor es la tercera persona de la Trinidad, el Espíritu Santo. San Agustín nos revela que, como tres personas, Dios se conoce y ama perfectamente, es así como nos llama a hacer lo mismo.

Al entender a la Trinidad como perfecto autoconocimiento y amor, podemos entender la salud mental como un reflejo honesto de la vida trinitaria. Cada vez que nos esforzamos por conocernos mejor y amarnos como Dios quiere, Lo reflejamos. Este es el núcleo de la salud mental, una relación real contigo mismo.

Tu propio mejor amigo

Imagina por un segundo que tu mejor amigo está pasando por un mal momento; ¿qué haces por él? Pueden tomar un café o hablar por teléfono, y lo más probable es que estés allí para apoyarlo. También puedes ofrecer algún consejo o ayuda, pero, en general, es una experiencia de estar presente, escuchar y comprender. Cuando se trata de nuestra salud mental, tenemos que preguntarnos: ¿Hago eso por mí mismo? ¿Nos apoyamos, comprendemos y ayudamos a nosotros mismos como un mejor amigo lo haría? La salud mental consiste, principalmente, en tener una relación real contigo mismo, buscando comprender tus pensamientos, sentimientos y experiencias para ayudarte y crecer, a medida que tomas decisiones más sanas y santas en tu vida cotidiana.

El “cómo te va” diario

Al esforzarnos por ser como un mejor amigo para nosotros mismos, podemos comenzar por revisarnos todos los días. La mejor parte es que podemos invitar a Dios mientras analizamos lo que estamos pensando y sintiendo. Para ello, podemos empezar haciéndonos estas sencillas preguntas: ¿Cómo me va hoy? ¿Qué está pasando por mi cabeza ahora mismo? ¿Cómo puedo invitar a Dios a mis pensamientos y sentimientos? El simple proceso de hacer una pausa y verificar con nosotros mismos nos permite reflejar a Dios de una manera real. Comprender nuestras emociones y creencias sobre la vida nos permitirá pensar intencionalmente sobre cómo queremos actuar y qué elecciones queremos hacer.

La salud mental, desde una perspectiva católica, nos recuerda que Dios nos ha hecho a su imagen y semejanza. Nos recuerda que estamos hechos para conocernos y amarnos a nosotros mismos, así como estamos hechos para conocer y amar a Dios. Él nos llama a tener una relación real con nosotros mismos todos los días e invitarlo a la realidad de nuestras emociones, pensamientos y experiencias. ¡Dios anhela ser invitado a nuestra vida interior, a medida que nos encontramos con Él y con nosotros mismos de nuevas maneras!


Adam Cross es un terapeuta matrimonial y familiar con licencia en California, y trabajó como ministro de jóvenes en su parroquia local durante ocho años. Adam le encanta integrar la fe católica en su práctica terapéutica.

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