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 | Por Cristina Sullivan

La paradoja del dolor y del placer

“Estamos llamados a algo más elevado que acaparar el placer y esquivar la incomodidad”. - Dorothy Day

¿Por qué existe el sufrimiento? ¿Por qué Dios ha creado una realidad en la que el dolor y la muerte sean parte fundamental de la experiencia de estar vivos? Los seres humanos nos hemos hecho estas preguntas incesantemente a lo largo de la historia. La respuesta más resumida: Dios permite el sufrimiento porque nos ha hecho libres. Es decir, debido a la libertad el ser humano puede escoger entre el bien y el mal. Ambas opciones desencadenan en realidades ya sea positivas, como el progreso y la plenitud; o realidades negativas como el sufrimiento y el dolor. Esta explicación puede apaciguar la sed raciownal, sin embargo no apacigua el dolor que se siente cuando se está atravesando por una situación dolorosa.

Cuando se piensa en la cruz de Cristo, se dice que él murió para salvarnos, lo cual es cierto. Pero también es cierto que Cristo vino al mundo para enseñarnos a sufrir, a llorar y a morir con propósito. Con su ejemplo nos quiso demostrar que el sufrimiento y el dolor son fuentes imprescindibles de renovación, purificación y crecimiento para alcanzar la verdadera madurez y el auténtico desarrollo de nuestra personalidad. Este florecimiento de la personalidad es indispensable para encontrar el verdadero propósito de nuestra vida. Entonces, huir del sufrimiento es huir del recimiento, del progreso y de la madurez que provienen de una vida sabia y con propósito.

Hay dos paradojas acerca del placer y del dolor. La primera es que la naturaleza humana tiende hacia la felicidad y huye del sufrimiento. Allí radica la paradoja del dolor: mientras más se huye del dolor, más fácil y constantemente se encuentra. Mientras menos se huye del sufrimiento, más soportable se convierte y más se progresa en todas las áreas de la vida. El sufrimiento es como un trampolín en el que si se salta con confianza y determinación, más alto se llega. Por su parte, la paradoja del placer radica en que mientras más placer se consigue, más insatisfecho se vuelve el corazón humano y más deseos se tienen. El placer es como un niño malcriado que no deja de exigir. Hay un secreto muy sencillo para tener una actitud más entusiasta y menos insaciable: poner atención a lo que se tiene y dejar de desear lo que no se tiene. Esa es la clave para la gratitud y la verdadera satisfacción.

Hace un par de años tuve la posibilidad de tomar el curso del Dr. Arthur Brooks que se llama “La ciencia de la felicidad”. A continuación compartiré tres conceptos que aprendí en el curso y que nutren el tema de este artículo:

  • Las emociones negativas y el sufrimiento son nuestros aliados para encontrar nuestra verdadera identidad: Para tener una vida plena, necesariamente debemos acoger el sufrimiento. Si queremos evolucionar como personas, debemos abrazar la cruz porque nos enseña todo lo que podemos lograr y lo que estamos llamados a ser.
  • El trabajo puede ser motivo de gozo: El trabajo se convierte en una fuente de sufrimiento si lo único que se busca es el placer, el ego y la vanagloria. Sin embargo, las labores diarias pueden ser una fuente de plenitud si hay un propósito significativo detrás de cada actividad, por sencilla que sea.
  • Los beneficios del sacrificio: Los apetitos y deseos son como tiranos que pueden gobernar nuestra vida, porque si los complacemos a cada instante perderemos nuestra libertad al reducir nuestra capacidad de decir “no más”. El sacrificio nos devuelve el autodominio y el control de nuestras pasiones; es la herramienta que nos permite ser realmente libres.

En este mes de marzo, en el que nos preparamos para la celebración de la Semana Santa con ayuno y oración, te dejo un par de preguntas que espero te ayuden a ver el sufrimiento y sacrificio desde una óptica más positiva, incluso más cercana a la Resurrección:

  1. ¿Qué papel han tenido la paciencia, el sacrificio e incluso el sufrimiento para llegar al lugar en el que te encuentras hoy?
  2. ¿Qué resultado positivo ha surgido de alguna situación negativa por la que tuviste que pasar?

Cristina Umaña Sullivan es socióloga cultural que se ha dedicado a la evangelización por más de 10 años con especialidad en Teología del Cuerpo y creación de identidad desde la perspectiva cristiana. Envíele un correo electrónico a fitnessemotional@gmail.com.