Share this story


 | Por Hermana Guadalupe Flores, OLVM

La Alegría Del Reencuentro

El año 2020 ha sido un año completamente diferente donde hemos vivido y experimentado la inseguridad y el miedo a causa del COVID -19. En ese momento, no sabíamos que pensar ni que hacer porque nos estábamos enfrentando a algo desconocido para nosotros, pero nuestra fe y esperanza en Dios ha sido más fuerte que nosotros mismos, esta fue la que nos mantuvo de pie. Nosotros pensábamos que COVID -19 era sinónimo de muerte. Después de haber vivido en esta incertidumbre, tuvimos que hacer una transición lenta, pero seguros de que Dios está acompañándonos en esta etapa de transición: del dolor a la alegría del encuentro.

Como diócesis de Charleston, ya hemos empezado a vivir esta transición con las celebraciones de la Semana Santa. El año pasó y estas celebraciones santas se dieron en silencio, con temor, con angustia, y algunos entraron en pánico. Hubo templos vacíos. Este año, en cambio, ha sido completamente diferente; la Semana Santa con la participación de la comunidad en todas las celebraciones se vivió intensamente. Con esta apertura, estamos volviendo a vivir progresivamente en comunidad, hemos iniciado el contacto como hermanos y hermanas y, sobre todo, volvernos a vernos los rostros.

Jesús se apareció a sus discípulos, cuando ellos estaban reunidos en comunidad, para decirles; “¡La paz esté con ustedes!” (Jn 20,19-29) Ahora, Él nos da esta misma Paz a nosotros para continuar caminando en esta transición.

Desde el mes de marzo de 2020, cuando todo se suspendió, también suspendimos las clases en La Escuela de la Fe. Ahora, todos los participantes están con muchos deseos de reiniciar las clases porque ellos reconocen la importancia de la formación en la Fe, para poder vivir según las enseñanzas de la Fe católica y, de esta misma manera, para poder dar un mejor servicio a la comunidad donde ellos pertenecen. Como nos exhorta el Papa San Juan Pablo II, “A los pastores compete la tarea de asegurar que los laicos se formen como evangelizadores capaces de afrontar los desafíos del mundo contemporáneo, no solo con la sabiduría y la eficiencia del mundo, sino también con un corazón renovado y fortalecido por la verdad de Cristo” (cf. Ecclecia in Asia, 45).

En consecuencia, una transición en nuestra Iglesia será lenta y efectiva para seguir caminando juntos con el fin de lograr una Iglesia viva, comprometida con la Nueva Evangelización. Es muy importante que cada uno de nosotros tengamos confianza en Cristo Resucitado como lo tuvieron los discípulos porque el amor y misericordia de Dios va más allá de nuestro entendimiento humano.

 



La Hermana Guadalupe Flores, de las Hermanas Misioneras de Nuestra Señora de la Victoria, es la Coordinadora de Formación de Fe de Adultos para la Oficina de Ministerios Hispanos.