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 | Por Dr. Laurel Hilliker

Invite a Dios a que lo acompañe en su jornada como cuidador

“Son a quienes más nos necesitan a los que debemos mostrar nuestro amor”.

San Francisco de Sales

Hoy en día, con los avances tecnológicos y médicos, las personas viven más tiempo con enfermedades crónicas, pero requieren años de atención. Las enfermedades que limitan la vida pueden incluir consecuencias físicas, espirituales, mentales y sociales para la persona enferma, aunque también pueden extenderse al cuidador. Las investigaciones muestran que el apoyo social tiene un efecto positivo en nuestro bienestar, lo que resulta en una menor carga de cuidado. Para sobrellevar una experiencia negativa, ore con la persona que recibe atención y equípese con el apoyo adecuado. Aquí hay algunas sugerencias:

Ore: Su mejor recurso es la oración diaria. Vea esta experiencia de cuidado como un momento de aprendizaje en el que practica el uso de su fe para crecer en paciencia, amor ágape, empatía y comprensión. Ore junto con la persona que recibe el cuidado para cultivar el agradecimiento mutuo. Además, comuníquese con el clero, los proveedores médicos y otros profesionales para obtener información sobre los recursos comunitarios.

Encuentre a su gente: Es importante, desde el principio, pensar en el papel de los amigos y la familia de su círculo/comunidad que lo apoyan en este viaje. El Dr. Ken Doka, un gerontólogo que se especializa en estudios de duelo, señala lo útil que es identificar a las personas que lo ayudarán. Se refiere a ellos como hacedores, oyentes, evaluadores honestos y amigos de respiro. Agregaría a la lista, a los compañeros de oración.

Conozca su(s) meta(s): Recuerde con frecuencia las metas de esta experiencia de cuidado. Tal vez sea para cumplir con la solicitud realizada por la persona que recibe su atención de permanecer en casa hasta el final de su vida, por ejemplo. Revise las metas a menudo con el beneficiario del cuidado y con otras personas, si comparte el cuidado. Además, este es un momento en el que se pueden desarrollar nuevas habilidades, como la resolución de problemas, comunicación y positividad. De ahí la importancia de contar con un apoyo social constante.

La oración diaria es esencial para nuestro bienestar espiritual, ya sea que oremos solos o con otra persona. Ore para que Dios coloque a las personas en su camino, como compañeros de oración, hacedores, oyentes, evaluadores honestos y personas de respiro durante este tiempo de asistir a otro. Luego, reconózcalos y acérquese a ellos, localice recursos en su comunidad y examine tanto sus metas como habilidades. Confíe en que saldrá fuerte de su viaje de amor y cuidado del otro.


La Dra. Laurel Hilliker es socióloga y becaria en Tanatología por la Association for Death Education and Counseling. Es la fundadora de Bearing Loss, Grief Education and Consulting, LLC. Enseña en la Universidad de Michigan-Flint, en el Departamento de Salud Pública y Ciencias de la Salud.