Formando nuestra conciencia: el papel de la Iglesia en la vida política estadounidense
La Iglesia es el cuerpo de Cristo, que reina como rey sobre toda la Creación. Todo, incluida la vida política, pertenece a Jesucristo y, por tanto, la participación en la vida política pertenece a la misión de la Iglesia. “El mandato es: ‘Id por todo el mundo, anunciad la Buena Noticia a toda la creación’ (Mc 16,15). Papa Francisco, Evangelii Gaudium
La Iglesia es el cuerpo de Cristo, que reina como rey sobre toda la Creación. Todo, incluida la vida política, pertenece a Jesucristo y, por tanto, la participación en la vida política pertenece a la misión de la Iglesia. “El mandato es: ‘Id por todo el mundo, anunciad la Buena Noticia a toda la creación’ (Mc 16,15). Papa Francisco, Evangelii Gaudium
Nuestra tradición nacional de libertad religiosa permite y alienta a todas las personas de fe a aplicar las ideas de sus tradiciones religiosas en cuestiones políticas. Como afirmó el Papa Francisco durante su visita a Estados Unidos, “La libertad religiosa, por su naturaleza, trasciende los lugares de culto y la esfera privada de los individuos y las familias… El hecho religioso, la dimensión religiosa, no es una subcultura, es parte de la cultura de cualquier pueblo y de cualquier nación”.
“Para que una sociedad tenga futuro es necesario que haya asumido un sentido respeto hacia la verdad de la dignidad humana, a la que nos sometemos … Una sociedad es noble y respetable también por su cultivo de la búsqueda de la verdad y por su apego a las verdades más fundamentales” (Fratelli Tutti, 207). Las verdades que guían la vida pública pueden ser conocidas por la razón natural.
La naturaleza sagrada de la vida humana, la igual dignidad de todos los individuos, la obligación de proteger a los vulnerables, la naturaleza y los propósitos del sexo, el matrimonio y la familia, no son verdades exclusivamente “religiosas”, sino verdades que todas las personas de buena voluntad pueden llegar a conocer sin la ayuda de la revelación. Nuestra fe católica ilumina estas verdades y por eso tenemos el deber de llevar esa luz a nuestra nación.
La conciencia es “un juicio de la razón” mediante el cual uno determina si una acción es correcta o incorrecta (consulten el Catecismo de la Iglesia Católica, 1778). No nos permite justificar hacer lo que queramos, ni es un mero “sentimiento”. La conciencia, debidamente formada según la revelación de Dios y las enseñanzas de la Iglesia, es un medio por el cual se escucha a Dios y se discierne cómo actuar de acuerdo con la verdad. La verdad es algo que recibimos, no algo que hacemos. Sólo podemos juzgar usando la conciencia que tenemos, pero nuestros juicios no hacen que las cosas sean verdaderas.
Es nuestra responsabilidad aprender más sobre la enseñanza y tradición católicas, participar en la vida de la Iglesia, aprender de fuentes confiables sobre las cuestiones que enfrentan nuestras comunidades y hacer todo lo posible para hacer juicios sabios sobre los candidatos y las acciones gubernamentales. Estas decisiones deben tener en cuenta los compromisos, el carácter y la integridad del candidato, así como su capacidad para influir en una cuestión determinada.
Así equipados y aún más impulsados por nuestro sentido de patriotismo, ejercemos nuestro derecho y deber de votar y de participar activamente en la vida pública. Al formar nuestra conciencia para ser ciudadanos fieles, podemos buscar mejor el bien común y así obedecer el mandato de nuestro Señor de amar a nuestro prójimo.
Adaptado de Formando la Conciencia para ser Ciudadanos Fieles. Copyright © 2023, United States Conference of Catholic Bishops, Washington DC. Todos los derechos reservados. Todas las citas de los documentos papales y vaticanos, copyright © Libreria Editrice Vaticana (LEV), Ciudad del Vaticano. Todos los derechos reservados.