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 | Por Cristina Sullivan

Epifanía: La estrella que unió a los pueblos

“Oh Dios, que en este día revelaste a tu Unigénito a los pueblos paganos por medio de una estrella” 

(Oración Colecta Ciclo C).

La fiesta de la Epifanía se conoce popularmente como la fiesta de los Reyes Magos. La palabra “epifanía” significa aparición, descubrimiento, manifestación, revelación. Pero ¿por qué es tan importante esta fiesta? Porque el día de la Epifanía marca el inicio de la adhesión de los pueblos paganos a la fe cristiana. Los Tres Reyes Magos de Oriente representan a todos los pueblos que no eran judíos pero a quienes también se les reveló la venida del Salvador. Con este evento se cumple la promesa que Yahveh hizo a Abraham en el Génesis: “Por ti se bendecirán todos los pueblos de la tierra”.

Los tres Reyes Magos eran sabios de Oriente que estaban atentos y estudiaban los signos naturales. En su cultura, se creía que con cada nueva estrella nacía un personaje importante; entonces cuando vislumbraron el fenómeno celeste de la estrella de Belén, se preguntaron a quién podía señalar ese astro tan deslumbrante. Se pusieron en marcha para seguirla, sin saber con quién se iban a encontrar. La estrella en sí misma no era un indicio suficientemente preciso y, cuando llegaron a Jerusalén, necesitaron más indicaciones.

Por eso se acercaron a los sumos sacerdotes y a los escribas, quienes custodiaban la revelación bíblica del Antiguo Testamento, y les preguntaron dónde tenía que nacer el Mesías. La respuesta sostenía que el profeta Miqueas profetizó a Belén como el lugar indicado. Entonces, combinando su sabiduría de los cuerpos celestes y preguntando a quienes conocían las Sagradas Escrituras, los Reyes Magos se pusieron en camino de Belén.

La estrella y la Escritura, dice Benedicto XVI, es la combinación de seguir el entendimiento que Dios nos ha dado para conocerle, acogiendo al mismo tiempo su Revelación. Es como volar con las dos alas: con la razón y con la fe.

La sabiduría del hombre y la revelación de Dios: los sabios de Oriente no ven contradicción entre estas dos. Con su sabiduría llegaron ante los escribas y, a partir de ahí, se confiaron de lo revelado en las Escrituras. La Revelación los ayudó a completar su camino y llegar a los pies de Jesús recién nacido, presenciando una de las escenas más bellas de toda la humanidad. Muchos se niegan a mezclar la ciencia y fe.

En cambio, aquellos sabios entendieron que para conocer a Dios hay que conjugar ambos, hay que caminar con la razón y entender con la fe. Con esta actitud, hacemos un homenaje tanto a la sabiduría que Dios nos ha dado (la sabiduría de todos los pueblos y culturas) como al amor que nos tiene y con el que se nos ha revelado desde el inicio. Dios ha querido que descubramos su rostro y, en esta fiesta, celebramos que podemos verle, conocerle y entenderle para amarle auténticamente.

En la Epifanía celebramos que Dios se reveló a todos los pueblos. Recordemos que la palabra “católico” proviene del griego katholikos y significa “universal” porque la Revelación no sólo fue para el pueblo judío sino para el Universo. Los Reyes de Oriente, que muy probablemente eran jefes religiosos persas, son las primicias de la universalidad, de la catolicidad. Jesús es Dios para el mundo entero. El pueblo judío es el pueblo elegido, pero no como un privilegio excluyente, sino como una misión de anunciar al mundo entero la venida del Mesías, de mostrarnos el rostro de Dios.

Acojamos la actitud vigilante de los Reyes Magos para estar atentos a los signos y designios de Dios. Abramos nuestras mentes y corazones para refugiarnos en las Sagradas Escrituras y comprender con certeza Su voluntad. Integremos nuestra capacidad humana con la luz divina y dejémonos sorprender al ver el rostro de Dios.


Cristina Umaña Sullivan es socióloga cultural que se ha dedicado a la evangelización por más de 10 años con especialidad en Teología del Cuerpo y creación de identidad desde la perspectiva cristiana. Envíele un correo electrónico a fitnessemotional@gmail.com.