Encuentro con Cristo Maestro: Un hermoso mensaje de reflexión espiritual
En un momento de nuestro caminar, tenemos que hacer un alto para un encuentro especial con Cristo. Ese momento puede ser un llamado a través de un aprendizaje reflexivo comunitario en un ambiente de escucha, esperanza, fe y fraternidad.
Este llamado nos reunió e invitó a salir de nuestra comodidad para ir en busca de Cristo a un encuentro con nuestros hermanos y hermanas de diferentes comunidades parroquiales. Con todo esto, hemos sido bendecidos como comunidad hispana de nuestra diócesis, cuando el pasado 10 de agosto tuvo lugar un encuentro-retiro espiritual de los estudiantes de la Escuela de la Fe: Cristo Maestro de nuestra Diócesis de Charleston, como también de algunos feligreses de la comunidad hispana. Este evento se llevó a cabo en las en las instalaciones de la iglesia de St. John Neumann en Columbia.
El Papa Francisco nos habla sobre la importancia de hacer un alto en nuestra vida, para ir en busca de algo y de Alguien, por lo que nos dice: “Los hombres y las mujeres de hoy necesitan encontrar a Dios y conocerlo no de oídas… Sin embargo, nunca debemos olvidar que el protagonista de la vida espiritual es el Espíritu Santo, quien sostiene todas nuestras iniciativas de bien y de oración…”.
Este día de aprendizaje reflexivo fue dirigido por el padre sulpiciano Luis Corneli, quien tiene una amplia experiencia en la formación de los futuros sacerdotes y laicos en Estados Unidos. Reflexionó sobre el tema de "¿Qué es la espiritualidad?". Si bien la espiritualidad nos pone en comunicación con Dios, no se trata de un conjunto de conocimientos sino de nuestra experiencia práctica de comunicarnos con Dios a través de la oración. Santa Teresa del Niño Jesús dice: “La oración es un impulso del corazón, es una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de agradecimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como desde dentro de la alegría” (El Catecismo de la Iglesia Católica, 2528).
El padre Corneli dijo que una espiritualidad cristiana y católica tendrá a Jesús como el centro. Será vivida en comunión con la Iglesia y se alimentará principalmente de la Palabra de Dios. La comunión con la Iglesia nos pone inmediatamente en comunicación con la Madre de Dios y nuestra Madre, María, y con todos los santos, sin perjuicio de los hermanos que peregrinan en esta vida con nosotros.
Las devociones son buenas siempre que no las pretendamos imponer a los demás, y nos lleven a una mayor comunión con la Iglesia. Por ejemplo, el Evangelio de Lucas nos dice: “Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: ‘Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos’. El les dijo entonces: ‘Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre…’" (11, 1-4). Como podemos observar, la oración del Padre Nuestro surgió por una necesidad de los discípulos para comunicarse con el Padre y no fue una imposición de Cristo.
Posteriormente nos concentramos en un santo que marcó una gran huella en la vida de la Iglesia, San Ignacio de Loyola. Miramos su vida y nos presentamos en el gran regalo que nos dejó a los siglos venideros: Los Ejercicios Espirituales. Su pequeña gran obra está entre las grandes obras de espiritualidad cristiana. Estos han alimentado la vida y la oración de un inmenso número de cristianos a lo largo de los siglos desde su primera publicación.
La gran riqueza de la espiritualidad ignaciana es poner mucha atención a lo que sentimos, vivimos y pensamos. Los afectos son todo aquello que tenemos en nuestra vida interior y que nos mueve a actuar, a desear e imaginar. Esto fue uno de los grandes aportes y aciertos que nos heredó San Ignacio, como nos presenta el libro de los Ejercicios Espirituales, al hacer una “aplicación de sentidos” (n. 121-126).
Por último, podemos resaltar que lo más que apreciaron los participantes de este día fue el lenguaje que utilizó el padre Corneli. Era sencillo, comprensible y claro, y transmitía hermosamente el mensaje de reflexión espiritual y personal.
Sabemos que este es el comienzo de algo maravilloso que nos invita a continuar trabajando en nuestro crecimiento espiritual. La jornada estuvo presidida por un clima de alegría, fraternidad y la presencia de un enorme número de participantes de la Escuela de la Fe: Cristo Maestro. Los que pasen por la formación que ofrece nuestra diócesis deben entender que deben hacerse eco de las enseñanzas de Cristo y maravillarse de las cosas que Cristo hizo: Todos estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas (Mc 1, 22).