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 | Por Sheri Wohlfert

Discipulado digital para niños

“No se acuerden de las cosas pasadas, no piensen en las cosas antiguas; yo estoy por hacer algo nuevo: ¿no se dan cuenta?” (Is 43, 18-19)

Mientras navegamos por los cambios que quedaron a raíz de la pandemia, este versículo del profeta Isaías trae consuelo. Desde la forma en que compramos hasta la forma en que socializamos, las cosas han cambiado. También han cambiado para nuestros hijos, pero la necesidad de amistad y conexión con sus compañeros sigue siendo la misma. El cambio a un mundo digital nos permitió aprender y trabajar, pero nuestros hijos estaban aislados en una etapa importante del desarrollo social. No fuimos creados para el aislamiento; sino para adorar, reír, jugar y luchar juntos en comunidad. Muchos de nuestros niños tienen un pie en el mundo digital y el otro en el real, por lo que algunas reflexiones sobre las amistades y relaciones sociales en la nueva era de ambos mundos pueden ser útiles.

 

Discipulado digital:

Todos estamos llamados a ser discípulos de Jesús que tratan a los demás con respeto, bondad, compasión y misericordia. Dado que podemos acercarnos más a Cristo o alejarnos de Él, debemos ayudar a nuestros hijos a evaluar a las personas y lugares con los que se conectan en línea para asegurarnos de que nos guiamos unos a otros en la dirección correcta.

Conocimiento emocional:

las cosas y las personas nos irritarán, lastimarán, avergonzarán y emocionarán. Los niños necesitan que los adultos les sirvan de modelo para saber qué hacer con todas esas emociones. El primer paso es enseñarles cómo articular sus emociones. Puede ser dolor o enojo por algo dicho en línea o en persona. El entrenamiento emocional debe ser parte de nuestra conversación familiar para que los niños sepan cómo sentir sus sentimientos y reaccionar de manera responsable, en lugar de decir cosas hirientes que son difíciles de retirar y reparar. Debemos incluir la importancia de orar por los demás, tanto por los que nos lastiman como los que lastimamos, y desear su santidad.

Los dos grandes: empatía y propiedad:

La empatía, o ver las cosas desde la perspectiva de otro, nos permite ver a través de los ojos de Cristo; ¡esa visión es 20/20! Necesitamos enseñar a nuestros hijos que las palabras y acciones dejan huella, tanto positiva como negativa. Una persona con empatía actúa y reacciona con compasión y bondad, y ese es un hermoso regalo para llevar a cualquier relación. Nuestros hijos necesitan saber que todos cometemos errores, y cuando nuestras palabras o acciones dañan una amistad, debemos asumir la responsabilidad, disculparnos y hacer las paces. Mientras navega por esta lección, incluya la misericordia infinita que recibimos de nuestro Padre.

Guardián del hermano:

Somos el “guardián de nuestro hermano”, y necesitamos orar por el coraje para defender y conectarnos con aquellos que necesitan una voz. Algo tan simple como una sonrisa o un saludo amable puede traer un rayo de esperanza a un corazón triste. Tenemos la responsabilidad de ayudar a nuestros hijos a saber que cada uno de nosotros fue creado tanto a imagen como semejanza de Dios y merece ser tratado con dignidad.

Manténgase firme:

No faltan las personas y fuentes, tanto en el mundo digital como en el real, cuya misión es desviarnos del camino. Ya sea por la presión de sus compañeros o de fuentes en línea, ayude a sus hijos a desarrollar un fuerte sentido de quiénes son y quiénes quieren ser para que mantengan la confianza. Compartir pasajes bíblicos como Jeremías 29:11 puede proporcionar un ancla en los mares tormentosos de las amistades de la infancia. Sepa con quiénes están sus hijos, a dónde van en línea y no dude en decir que no a las personas y lugares sobre los que no puede estar seguro de que mantendrán la visión que usted y el Señor tienen para su hijo.


Sheri Wohlfert es maestra de escuela católica, oradora, escritora y fundadora de Joyful Words Ministries. Sheri bloguea en www.joyfulwords.org.

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